Los sigo viendo desnudos,
desnudos, los sigo viendo.
Los sigo viendo muy tristes
con la mirada en el cielo.
Y el pájaro vuela y vuela…
—¡Así como vuela el tiempo!
Y sigo viendo desnudos,
a los pobres y harapientos.
Las balas que ayer sonaron
mataron muchos ancestros;
sus almas, las desgarraron,
aquellos perros hambrientos
con odio y muchos rencores
—¡Pero tenían sus miedos!
Las flores primaverales
también cayeron al suelo;
algunas, las sepultaron
y muchas más, se perdieron.
Nunca más se supo nada
solo angustia en largo duelo
de familias que lloraron
que desnudas, sigo viendo.
«Luchamos por la justicia...»
—¡Consigna fue en su momento!
Los sigo viendo desnudos,
desnudos, los sigo viendo.
—¿Acaso la lucha es nada
y solo deja sus muertos?
La tierra que fue abonada
con sangre: —¿Cayó en barbechos?
—¿Por qué no nacen las flores,
ni dan frutos los ciruelos?
Los sigo viendo desnudos
y viviendo en un desierto
soportando la inclemencia
de la sed que hay en sus cuerpos;
de la piel que requemada
nunca tiene los ungüentos
que le alivien las heridas
que les va dejando el tiempo
que transita inexorable
y golpea como el fierro.
—¡Y hasta cuándo la injusticia
les dará de su veneno!
Los sigo viendo desnudos
desnudos, los sigo viendo,
con la mirada perdida
mirando los adefesios
que circundan por las calles
y del hambre, siguen presos.
Pienso: —¿Hasta cuándo, hasta cuándo,
tendrán paz en pobre lecho,
si la injusticia pervive,
como el gusano en el cieno?
Los sigo viendo desnudos,
desnudos, los sigo viendo
con la carita tostada
curtida de tantos sueños.
—¿Acaso ellos no se cumplen,
porque se los lleva el viento?
—¡Y cuánto niño andrajoso
pidiendo limosna en templos,
descalzos y mal olientes,
o soportando aguaceros!
Los sigo viendo desnudos,
desnudos, los sigo viendo,
en las paradas de buses,
en los barrios y terreros;
en ciudades, o campiñas,
en veranos, o en inviernos.
Donde guardan sus cabezas,
en los muchos recovecos;
en portales, callejones,
donde duermen en silencio
esperando el nuevo día
con ojitos lastimeros
y barrigas musicales,
por la falta de alimentos
que les nutran sus sonrisas
y alimenten sus anhelos.
La justicia sigue ausente
eso es lo que a diario veo,
si presente está el farsante
que lo envuelve con sus credos;
esos credos engañosos
que son viejos, no son nuevos…
—¡¿Pero cuántos y hasta cuándo,
eso mismo entenderemos,
si le aplauden al verdugo
y se muestran muy contentos?!
Los sigo viendo desnudos,
desnudos, los sigo viendo.
Y si el pobre sigue pobre...
—¡Pobre de conocimiento!
Pobre, pobre seguirá
y pobreza irá sufriendo.
Y el verdugo adinerado
amasando más dinero
vivirá días felices,
vivirá con su sosiego,
porque no le importa el pobre
aunque su discurso es necio
en favor del marginado,
del obrero y jornalero
que sigo viendo desnudos…
¡Desnudos, los sigo viendo!
¿Quiénes han de refutar
lo que expresan hoy mis versos,
si la historia da razón
a mi triste desaliento?
Siempre los veo desnudos
a medida pasa el tiempo
¡Qué será de los humanos,
que desnudos sigo viendo!