Soy un conjuro de versos y ego
que confina en mis venas la realidad de mi palabra
quemante, dolorosa, exuberante y mágica
que altera mis pupilas hasta desangrar las perspectivas
y cierra mis labios para no delatar la dicha
que me contraría al escribir
Mi palabra efervescente, acalorada
casi embriagada de éxtasis y delirio
calla frente a la palma que ingenua me roza
y ante la noche silenciosa que me ofrece su ceguera
temerosa de la pasión y la espera
de la sed que llevas en tu boca
del enigma de tu vida que brilla en tus ojos
como astros iluminando oscuridades
entre los caminos de tu vientre
sin regreso, sin condena,
Soy vocablo de amante que transcribe los delirios
de amores exultantes y caricias como sedas
de vidas paralelas donde el morir es frecuente
y el dolor es ofrenda a Dioses sin olimpo.
Soy el verbo que describe la carne florecida
los labios que acarician la dermis de mi alma
mientras confronto al fantasma de la dualidad en mi juicio
que permite el olvido, la soledad y el silencio
Soy el conjuro del verso y yo mismo
del lenguaje que me aprieta la garganta
con un dolor insoportable
por la guerra, por el hambre o simplemente el olvido
o la expresión inevitable del amor
que inmola al hombre
al vientre angelical o a un pubis virginal
soy niño, soy joven, soy anciano
convertido en palabra anhelando ser canto