Francisco 1987

En una calle cualquiera de mi ciudad

La concha de Dios es hermosa

esplendorosa, vigorosa

psicótica

 

La concha de Dios es suave

jugosa, inteligente, menesterosa

delirante

 

Gracias a Dios estoy muerto... 

Y veo vivos gritar

y desubicarse y sonreir

a las lombrices de los más tercos

cementerios... 

 

He visto a mi padre llorar

he visto a mi madre llorar

He visto a mi hermano llorar...

y era como tragarme mil abismos

y abrazar la locura y la tristeza

y el dolor de las entrañas de los ríos... 

 

La vida se detuvo en ese niño

pidiendo limosna...

sucio, maloliente, ignorante

desvalido

 

Y de los orines de las mujeres viejas

beberé sus fluidos

en una copa transparente

de su bilis beberé tambien

hasta emborracharme

y caer desfallecido en una calle cualquiera

de mi ciudad