¿Quién no ha vivido por un amor?
¿Quién no ha fenecido por un desamor?
Deambulan almas por tenebroso Seol,
Perdidas, sin reposo; muriendo de dolor.
Errantes, desorientadas, sin rumbo fijo.
Buscando en un paraíso terrenal, su alma gemela.
Hallando, en vez de amor; penas y martirio.
Muriendo lentamente, plañendo noches enteras.
Yo, yo soy uno, que ha saboreado los manjares;
Que el amor me ha servido en un cuerpo de mujer.
Yo soy uno, que ha bebido hasta la última gota;
De la pócima maldita del desamor,
del veneno letal, de un querer.
Entre amores, he vivido.
Por desamores, he sufrido.
Amores imposibles;
desamores insufribles.
Alguna vez oí,
que del amor al odio hay un solo paso.
Que, entre el amor y el desamor,
hay una distancia mínima.
Basta solo con doblar la esquina,
Para toparse con uno de los dos.
Entre amores y desamores,
Se me extingue la vida;
Naufraga mi existencia,
En soledades y a la deriva.
Aún, sigo vivo y pronto partiré.
Entre la espada y la pared,
Oscilando entre alegrías y dolores;
Viviendo entre amores y desamores.