Día tras día en silencio aquí yo te espero
Con la fe intacta y el corazón encendido,
Sin dejar de lado que en cada día muero
Como la tristeza muere en brazos del olvido.
Del péndulo del reloj soy habitual pasajero
Soy la anestesia del vino tinto ya bebido,
Siento que mi corazón no es del todo sincero
Y que mi alma está jugando su propio partido.
Así es mi espera que tanto se aletarga
Mi sed de no tenerte es lo que me amarga
Por tener que amarte solo en el silencio.
Pero mi angustia no me hará claudicar
En el presagio que me volverás a amar
Porque a morir aquí sin ti me sentencio.