Pablo R.
VESTIDA DE NOVIA
No me la enseñen de novia vestida
ya que bien supe yo amarla sin ropa,
frágil y clara, cristal de una copa,
espada de luna al aire blandida.
Sus senos de miel, de dulce bebida,
cuna tibia de piel que al alma arropa,
un disparo letal, a quemarropa;
su vientre volcán, que enciende la vida.
Su espalda ocaso muriendo en el cielo
como en su sexo el deseo escanciaba,
torneadas piernas, tesoro y anhelo;
era la perla que yo más amaba;
era mi dicha, mi paz, mi consuelo
cuando en la mar de su cuerpo nadaba.