De blanco vistió el amor
y la pasión rojo vivo,
y mi corazón festivo
lo vestiste de dolor.
Fue tu promesa esplendor
en la cual quedé cautivo;
para luego y sin motivo
ofrecerme sinsabor.
Aquella tarde de abril
que fuimos ante el altar;
de manera muy febril
me juraste siempre amar;
sin sospechar que eras vil
muy capaz en traicionar.
Autor: Aníbal Rodríguez.