Nada que ver con el hielo,
que se derrite una tarde de bochorno
y deja una humedad pasajera.
Se asemeja a un abrazo de bienvenida que le dice al que llega:
\"estas en casa\", \"te esperaba\".
Es tozudo,
hasta que hay respuesta.
No se conjuga en condicional,
porque moriría asfixiado.
Es pura gratuidad:
Como esa flor
que, en tierra baldia y en pleno estio,
muestra un esplendor inaudito.
No tiene nada que ver con las guerras:
Quien lo practica nunca sera vencedor ni vencido.
Revive en la mesa del dialogo, entre pactos y acuerdos,
entre avances y retrocesos,
de quienes,desarmados, no desertan.
Imposible pensar en él sin unas dosis de locura.
El sexo es un abrigo imprescindible para afrontar el invierno.
Puede resurgir de las cenizas,
si hay chispas.