Aunque la rutina de los días se apoderen de mi,
él se apodera de mi mente,
recordar las noches de películas, los momentos de alegrías y compartir preparar la cena,
ver como todas las mañanas entrelazados nos abrazabamos para empezar el día.
Hoy tal vez quisiera solo decirle cuanto lo extraño,
cuanto quisiera su cariño y su atención,
pero son solo ideas vacías de una historia que terminó,
la cual cerró con su desprecio y su falta de empatía hacia todo lo que una vez fue intenso y jamás creyó en el amor que profesaba con sinceridad y transparencia.
Han sido días de oscuro dolor, de soledad en la habitación y de mucha tristeza en el corazón.
Corrí por alguien que jamás caminó por mí, idealice una persona que jamás me vió con ojos distintos a su enemiga, comparó cada una de mis acciones con personas pasadas y jamás encontró en mi la luz que podía irradiar a través de su voz, es momento de dejar ir aquel instante en el cual construí un hogar para él y solamente supo decirme adiós, en agonizante respuesta de su partir y cerrar la puerta para siempre e irse para no regresar.