Las albricias que hoy canto,
son del ayer, que se festeja hoy,
y seguramente un mañana
serán en realidad una delicia.
Todo tan repentino; pasa
con la sonrisa lánguida,
tímida, y en medio del todo,
animosa y vivaz, soñamos
con la rosa…
los cantantes en coro,
entonando las brisas, las sonrisas
en perfecta armonía, los solos
de sopranos, y un beso se desliza,
por las pieles ardientes
atrapando las brisas, cálidas,
refulgentes, y el maestro aligera
las manos, las voces van de prisa,
la alegría dilecta, la alegría explosiva,
la hermosura se llueve en las montañas,
y en todas las mujeres
¡Alegrías!