Ya no puedo mirarte a los ojos,
prefiero mirar lejos al horizonte,
donde nace el color del universo,
y así pintar de vida un nuevo lienzo.
Ya nunca puedo mirarte a la cara,
porque me siento morir en el intento,
fue el camino para besar tu alma,
pero ahora es un invierno desierto.
Nunca más oleré tu sutil perfume,
porque ya no respiro igual que antes,
dejé de hacerlo tras tu último abrazo,
y jamás lo busqué, en otras partes.
No dormiré nunca más por las noches,
prefiero sufrir esta batalla despierto,
porque los duros sueños me engañan,
me hacen creer que el amor es eterno.
Ya no podré hablar mas sobre ti,
y nunca más pronunciaré tu nombre,
porque me duele desde la primera vocal,
hasta la última de las consonantes.
Nunca más podré hablar del amor,
pues mi latir ya no es el mismo de antes,
el amor se quedó en nuestro último beso,
y ya no existieron labios que lo suplanten.
Y nunca podré mirarte a los ojos,
porque ya no reflejan la luz de tu alma,
esa luz que guiaba todos mis pasos,
hacia el corazón que daba luz a mi alma.