CUARTA PARTE
A tu encuentro.
Verse no es mirarse
algo esconde el pensamiento
la cultura determina tus sentimientos
de allí deviene el abandono.
Reproches hay infinitos
uno mismo decide
ya no hay marcha atrás
los miedos impiden liberarse.
Hay palabras que unen
son errores asumidos
uno se aferra a la costumbre
el vacío toma su lugar en el corazón.
La revancha genera discordia
la mujer no piensa como el hombre
el hombre cree comprenderlas a todas
siempre pierde al hacerlo.
La tradición mata el amor
la discordia nace de la sumisión
la libertad está por encima de todo
aun así, el vacío existe.
Uno cree ser salvado de la soledad
pero la conciencia fustiga
todas quieren lo mismo
una casa, un carro, hijos y tu encierro.
La libertad es el pecado mayor de nuestro tiempo
ella está atada a lo doméstico
y aunque se libera externamente
en el banquillo de la iglesia agradece a Dios.
La barbarie de nuestra historia asola el alma
el encuentro con lo humano es fortuito
aunque te enamores de verdad,
una cachetada es necesaria para recordártelo.
Es bueno que nos miremos a los ojos
todo queda al descubierto
ya no es amor, ni cariño
es la comodidad de nuestro tiempo quien manda.
No es como en el pasado, si acaso lo fue
es parte de la naturaleza humana
vivir y repetir el ciclo
si eso es vida, he vivido equivocadamente.
Apostaría encontrarte otra vez
mirarte de nuevo y darme cuenta
que no éramos lo que queríamos ser
la falsa imagen nos mintió mucho tiempo.
La carne no une lo que el alma siente
son falsas sensaciones temporales
aunque es tarde para aconsejar
queda la experiencia.
Caemos en batalla sin darnos cuenta
no solo el amor mata
el desamor es una gran explosión
va cargada de cansancio.
Ahora que te tengo enfrente
la costumbre me perturba
creo que es amor y me engaño
cometo errores nuevamente.
El cordón umbilical se extiende
son ataduras en el tiempo
es la tradición que amarra
como el pescador su barca.
Cierro los ojos
mi interior se oscurece
solo pensarte sufrir
mi alma ensombrece.
Tenue abrazo el tuyo con miedo
late tu corazón incesante
brioso de amar
lloro recordar el pasado.
El silbido de tu respiración
es mi música del alma
es tu canto de sirena
es el canto de mi calma.
El olor intenso de tu cuerpo
es el incienso del ambiente
el que inunda esta estancia
donde yace este cuerpo inerte.
Lloro de noche y de día
lloro por ti en las noches frías
cada vez que leo
en mi memoria tardía.
Ven, a pesar de la lluvia
aunque te mojes todo el cuerpo
mírame amor empapado
bajo la lluvia te he esperado.
Te vi tan lejos,
creí que no podría,
estabas tan distante
para hacerte compañía.
Mi corazón insiste
corre hasta morir
para mirarte en su empeño
y dejar de sufrir.
Miré a tus ojos
y correspondiste
con tus grandes pestañas
sigo aún con mi sonrojo.
Ay amor, aún persiste,
esa sonrisa que esconde la inocencia
de aquella noche,
en que tus labios a los mío abriste.
Por eso, mis recuerdos vienen
para endulzar tú amor,
Y no olvidar jamás
que el corazón insistió.
Amor cuando yo muera,
toca mis labios con tus dedos
que yo los besaré
amor, sin desespero.
Así pasen 100 años
siempre te tendré presente
aunque yo ande como ausente
una botella no está de más.
Tres copas son suficientes
para el cuerpo calentar
pero una mirada esconde
todo el secreto de amar.
Del poemario “Los signos de este siglo”
Autor Renny Loyo
Venezuela-Araure-Portuguesa