En el aire eres suspiro,
en el campo, bella flor;
en la iglesia, gran fervor;
y en la angustia, albo respiro;
en mi lecho, ese delirio
que vive en mi corazón,
en el llanto, esa obsesión
que se torna un gran martirio;
eres luz y gran tristeza,
eres canto y padecer,
esa auténtica belleza
que llevo oculta en mi piel;
eres mi diosa suprema
ambrosía hecha de miel...