No hay nada más excitante
que tener sexo con una sumisa,
llenarle la boca de besos,
llenarle la boca de carne,
llenarle la boca de fuego
y en todos sus recovecos
rebosarla de amor hirviente
hasta hacerla desfallecer.
No hay sexo más satisfactorio
que copular con una sumisa,
escucharla suplicar,
¡más rápido, más hondo!
ponerla a cabalgar,
duro y a fondo,
una y otra vez,
arriba y abajo, acostada,
una y otra vez,
sentada o de pie,
una y otra vez,
en la ducha bajo el agua
una y otra vez
y que explote en múltiples orgasmos
y que grite a todo volumen su placer.
No hay nada más salvaje y animal
que tener sexo con una sumisa,
sin reservas morales,
sin hipocresías,
sin freno, ni filtro,
sin miedo al después.
No hay nada más delicioso
que escuchar gemir a una sumisa,
desatar su locura con sucias palabras,
derretir sus entrañas,
pulverizar sus miedos,
abrirle los ojos a la oscuridad
e ilumirale la piel con caricias solares.
¡Ah! Pero que majestuoso
es poseer toda la noche a una sumisa,
anudarse a su cuerpo entre sombras
en múltiples formas sexuales
y acabar desnudos,
sudando lujuria,
a las puertas del amanecer.
Alexander Elías2023
#perversioncitas