Ni luces, ni sombras,
ni palabras.
El rumor enmudece el olvido,
abruma el perfume de las flores,
que tropieza contra el murmullo;
un murmullo tosco
cuyo aliento
se evapora en el océano,
donde cantan las sirenas.
En el horizonte esquivo
la azorada distancia,
imagina tu rostro
de falsa esperanza.
Calla el susurro
que teme mis pasos
por el camino errático,
mueren mis zapatos.