Patricia Aznar Laffont

Mil Caras

Escuchá el Silencio que da Paz

a tu Alma,

Escuchá ese Bálsamo Antiguo que se Desliza

en tu Cara Tan Añosa y tan Blanca...

Escuchá ese Querer Volver a Tus Principios

ésos, que Acunás Aún en tu Ser, 

en un Alba Audaz

y en un Ocaso que No Querés que Muera...

 

Quizás Hemos Perdido... 

Quizás Hemos Ganado...

Quizás Hemos Resignado,

esas Manos Amadas que Cosían

en Encajes Tan Bellos como Sangrientos

los Olvidados Recuerdos Viejos,

 

entre Sílabas Truncas

entre Sílabas y Versos Simbólicos,

Cruentos, Dulces, Torvos

  y Tan Íntimos...

 

Que se Cuecen entre Agujeros Tan Negros,

que Hacen Luz y Nacen y Mueren

entre Sueños y Mil Pesadillas...

 

Escuchá ese Hijo Irreal

que Sos Vos Mismo,

El Mismo que se Balancea

en los Bosques de la Oscuridad

y en el Blanco y Solo Recuerdo

de una  Niñez y una  Juventud

que Ya han Sido...

 

Escuchá, Poeta, el Silencio

y el Compás Balbuceante e Indoloro 

de ese Péndulo Azul

que Ya Sabés 

que en su Palpitar Inocente,

Mece Tenaz y Asesino

sus Conocidas Y Crueles,

Cuadrifrontes como Jano,

 

Sus Ayeres, Presentes y  Futuras,

(ésas, las que No Pueden Asirse):

 

Mil Caras...

 

(Patricia)