Alejandro José Diaz Valero

Fábula de un perro y una vaca

Abre la puerta y sal en busca de la libertad, pero ciérrala al salir, no vaya a ser que quieran entrar algunos liberados. (Alejandro Díaz)


 Un perro y una vaca

conversaron una vez,

y fue tanto la matraca

que aquí la reseñaré.

 

Usted es tan consentido

y lo tratan con dulzura

que parece sin sentido

esa preferencia perruna.

 

De usted dice que es fiel

yo estoy de acuerdo con eso,

pero yo lo soy también

dando leche, carne y queso.

 

A usted le dan de alimento

Los sacos de ”perrarina”

pero yo nunca recuerdo

que me hayan dado “vaquina”

 

Tranquila señora vaca

no se sienta usted celosa

que en esto lo que destaca

es la cuestión onerosa.

 

Mientras yo muevo la cola

con insistente  porfía

usted es doña y señora

moviendo la economía.

 

Tranquila señora vaca,

todo esto se lo explico,

pues por tener perros en casa

nadie se ha vuelto rico.

 

Usted tiene valor económico

en el mercado mundial,

y aunque le parezca insólito

lo mío es espiritual.

 

Déjeme seguir siendo mascota

para alegrar a su amo,

mi vida es ésta, y no otra

pues no valgo en kilogramos.

 

Y la vaca se sintió especial

ante tal aseveración,

y se fue alegre al corral

a cumplir con su misión.

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