En el latir del universo eterno,
dos fuerzas divinas se entrelazan,
en un baile mágico, se abrazan,
amor y vida, un lazo fraterno.
El amor, torrente incontenible,
un río que fluye sin medida,
un fuego que arde con la vida,
en cada ser, es indestructible.
Es el sentir que da sentido,
a cada instante compartido,
en sus alas volamos perdidos,
en su abrazo, somos renacidos.
La vida, en cambio, es un lienzo,
donde el amor plasma su esencia,
un pincelazo de su presencia,
tejiendo sueños con gran presto.
En el amanecer, es la esperanza,
en el ocaso, un adiós sereno,
nos regala risas y desvelos,
en cada paso, una nueva danza.
El amor y vida se entrelazan,
como un nudo que nunca se deshace,
tejiendo una historia audaz y voraz,
un relato de pasión que trasciende.
En cada corazón, una melodía,
que al compás del amor se despliega,
canta a la vida en su sinfonía,
un verso eterno que el alma entrega.
Así, en la danza de amor y vida,
nos descubrimos seres enamorados,
bajo el manto de estrellas tejidos,
enamorados, eternamente abrazados.
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Ángel Rafael Anaya Puerta
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