Pablo Arturo Millar Figueroa

Angustia de amor

En un océano de silencios, mi alma naufraga,

Yace en lo profundo, sin aire y sin alas,

Mi corazón, un tambor sin compás,

Palpita, errático, en tristeza abraza.

 

Las gotas del cielo, cual lágrimas celestiales,

Danzan y se entrelazan, en lúgubre sinfonía,

El sol, cual promesa, se desvanece en el horizonte,

Y mi mundo se tiñe de melancolía.

 

La mirada, opaca y nublada, ya no te alcanza,

Te desvaneces como un suspiro en la bruma,

En el olvido, yace nuestro amor en tinieblas,

Como pétalos marchitos, en sombras se consuma.

 

Eres el faro que ilumina mi existencia,

Sin ti, el lienzo del tiempo se vuelve vacío,

Tu presencia, un verso en el alma que inspira,

Sin tu esencia, mi ser se siente perdido.

 

Tu sonrisa, un sol que despeja mi tormenta,

En cada latido, renace el sentido,

Ruega mi corazón, que no te vayas aún,

Que el fuego de este amor no sea extinguido.

 

Pero en la tristeza, tus pasos se despiden,

Como hojas al viento, te alejas de mí,

Y en la angustia, la vida se vuelve un abismo,

Que solo con tu presencia podría resistir.

 

Oh mujer, dueña de mi melancolía,

En tus ojos se encuentran mis razones de ser,

Te ruego, quédate un instante más conmigo,

Para que el adiós no logre el fuego vencer.