¿Ganarán los buenos?
¿Ganarán los malos?
Sintiéndolo mucho, hasta que no se presente la Esteban a presidenta y me prometa una choza en los Alpes suizos con 2 vacas no voto.
Mientras Froilán I de Borbón y Marichalar no herede el trono y me garantice un viaje a las Bahamas en el Falcon y una cena en la Moncloa, me abstendré de acudir a las urnas.
¿Por qué hay tantos aspirantes a presidente del gobierno y nadie quiere ser presidente de mesa electoral o de la comunidad de vecinos? Con lo entretenido que sería aplicarle la ley del sólo sí es sí al vecino negativo del quinto.
No estaría mal un gobierno de coalición entre la extrema derecha, la extrema izquierda y los indepes: eutanasia de los derechos, aborto de referendums, banderas okupas, feminismo privado, machismo ecologista o laicismo ortodoxo serían algunas de las propuestas. El yugo y el martillo unidos por el bien común.
Ha llegado el día y mi primo Javi sigue indeciso. Es rejoneador y okupa. Si vota a los progres perderá el trabajo, y si vota a los conservadores se quedará sin casa. Menudo dilema el suyo. Dice que la manta le viene pequeña y si se tapa la cabeza, se le quedan destapados los pies y viceversa. Sigue mi consejo, Javi, y dobla las piernas para poder taparte entero. Y en caso de que nos dejen tiesos, siempre podremos acostarnos en diagonal a la manta.