Niebla profunda, estresante;
frente a mi, la reseca médula añil,
solitaria línea central continua,
exhala el sucio y húmedo asfalto
Los fanales empujan sus reflejos
por entre bancos de espesa niebla,
en mórbidas nubes opacas, grises;
se emborronan las siluetas, fugaces
Apenas emerge la fría, brillante
luz de luna llena, de heridas
en cráteres lejanos, inmutables
de fantasías remotas al tiempo
Destellos partidos se entrevén, ya
en irregulares perfiles rigurosos;
se encogen pensamientos fatuos,
se harta la soberbia humanitaria
Sombras estériles cruzan, grises
ideas destruidas, blanquecinas
olas al viento, fugaces y apresuradas
deslizándose burlonas, ¡sarcástica noche!
Al fondo, casi al infinito, vuela
la fría y seca imaginación,
resentida por la ficción y
el desánimo, que apresa, ata
Entre dos luces, la avenida
se estrecha y confluye sin aviso,
por entre los excrementos de ideales
en la transición de fatiga inmortal
¡Alguien… cambió el paisaje… la niebla!