En mis noches oscuras, donde el silencio impera,
mi corazón sufre su dolor en secreto,
las lágrimas brotan, impregnadas de tristeza,
y el eco de la soledad me abraza en su aprieto.
Mis sueños, ya marchitos, se ocultan en la sombra,
las estrellas se apagan, sin brillo en el firmamento,
un suspiro ahogado escapa de mi alma rota,
y el peso de la tristeza se hunde en mi pensamiento.
En el rincón de mi pecho, se alberga la melancolía,
como un ave herida que no puede volar,
los recuerdos desgarran, como espinas en el alma,
y mi voz se entrecorta al intentar hablar.
Los días se vuelven grises, sin luz ni esperanza,
las risas se desvanecen en la bruma del olvido,
cada paso que doy es un suspiro que se pierde,
y en el laberinto del dolor me siento perdido.
Las palabras se deshacen, no encuentran consuelo,
mis versos se tornan lágrimas que no puedo ocultar,
en el eco del silencio, mi tristeza se hace eterna,
y en mis noches oscuras, solo quiero llorar.
Pero en el abismo de la tristeza, hay una pequeña llama,
una esperanza que brilla en medio de la desolación,
quizás mañana el sol resurja y se lleve mi pesar,
y mis noches oscuras se llenen de redención.
Mientras tanto, en mis noches oscuras, me quedo,
dejando que el dolor fluya como un río sin cauce,
buscando la fuerza para seguir adelante,
y esperando que la paz algún día, aparezca en cada pausa.
Autor Ángel Anaya Puerta
Todos los derechos reservados a su autor.
Código de registro 920228400-G26