Si no ibas a quedarte, por qué me desnudaste el alma?
Tus palabras fueron como un vendaval que me atrapó, te abrí mi corazón, sin reservas, sin calma, sin imaginar que después todo terminaría en un adiós.
Fuiste el espejismo que iluminó mi cielo oscuro, el faro que guiaba mis pasos en la noche. Me entregué a ti, creyendo en un futuro seguro, pero ahora, solo siento el vacío y el reproche.
Me desvestí emocionalmente frente a ti, te mostré mis miedos, mis anhelos, mi esencia. Pero, al final, te alejaste sin decir adiós, sin un guiño siquiera, dejándome preguntándome si alguna vez fui tu preferencia.
Si no ibas a quedarte, ¿por qué me diste esperanzas?
¿Por qué me envolviste en tus brazos y me hiciste soñar?
Ahora me encuentro atrapado en mis propias añoranzas, pensando en lo que pudo ser y no.
Me quedo con el recuerdo de lo que alguna vez compartimos, con la sensación de haberte tenido cerca, aunque por poco tiempo. Aunque duela, debo aceptar que tus intenciones eran otros rumbos seguir, y seguiré adelante, enfrentando este desengaño y descontento.
Aprendo que no siempre podemos controlar los sentimientos ajenos, que el amor es un misterio y a veces se cruza en nuestro camino, pero también se aleja, dejando corazones rotos y sueños ajenos, entendiendo que, a veces, el amor se desvanece sin destino.
Así que, a pesar del dolor y la confusión que me aquejan,
me levantaré y me abrazaré con fuerza a mi propia integridad. Aprenderé a valorar mi esencia y a no temer a las despedidas que me acechan, sabiendo que, aunque no fueras tú, la vida me deparará un nuevo amor, una nueva realidad.
Me desnudaste el alma, pero también me enseñaste a ser valiente, a enfrentar las adversidades y a no temer al desencanto. Porque, a pesar del dolor, sé que seré resiliente, y, tarde o temprano, encontraré un nuevo amor y un nuevo encanto.
Así que, gracias por haber sido parte de mi historia, aunque breve y pasajera, porque, a través de esta experiencia, me fortalezco y renuevo mi ser. Me despido de ti con la certeza de que la vida es una eterna espera, donde los desencuentros y los encuentros nos enseñan a crecer.
Adiós, mi efímero amor, te libero con gratitud en mi corazón, y me preparo para seguir mi camino, con esperanza y pasión. Me desnudaste el alma, pero hoy me levanto con renovada emoción, sabiendo que mi destino aún guarda un nuevo amanecer y una nueva canción.