Lancé mi silueta al aire,
¿qué importa ya si la luna
advierte mi presencia
aquí? Pues soy nieve,
de aquí y de allá, y no me paro
a pensar. En mi garganta
se cruzan los abismos, y se concretan
verbos sustanciales: los lanzo
también al aire, que crucen campos
de tomillo y hierba virgen.
Mi origen es crepuscular, como el vuestro:
cantad, si no, a la mañana
y que el traje se llene de espigas o amapolas.
La canción debe terminar, sobre aleteos
incómodos, se llenó de cansancio
y malestar. Mas, en el escenario,
los artistas salen a escena.
¡Qué dance Prometeo!
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