En mis ojos vi en tu semblante, una esbelta rosa,
de tu figura destaca una apariencia hermosa.
Habrá más rosas bellas, mas mis ojos no ceden,
porque, tal vez bastantes me harán enamorarme,
pero ninguna me hará amar como lo haces tú.
Tu crecimiento, el gran tesoro de mi camino,
fue un honor, el poder tejer recuerdos contigo,
aún no comprendo cómo pude estar en ellos,
porque soy solo un mortal a la par de una diosa,
tal vez fue la suerte, pero en verdad fue el destino.
Pensé que ya era la hora de llevarte conmigo,
mas tus puntiagudos acúleos me lo impiden,
pero cuando vi a otro, arrancándote y cediendo,
en mi pecho se asentó, una emoción tan confuso,
tristeza al perderte, pero feliz al verte irte.