Hay un rugido en el viento
que es quejido de un vientre,
es el hambre pariendo
en los paises de siempre.
Mirar, mirar esos ojos
que de implorar se quebraron,
ya no hay en sus pozos
agua para sustentarlos,
solo transparencias de sollozos
que en la pupila se cristalizaron.
Mirar, mirar el polvo de su lengua
espesa brea mortecina
del utópico manantial que engaña al agua,
donde la luna no es luna ni se refleja
y el sol fabrica soles en su fragua.
Mirar, mirar en sus manos
una suplica que levita yerta,
hacia cielos despoblados
y cruces desiertas,
donde sus rezos se incrustaron
en las paredes de las voces muertas.
Miremos, miremos si nos deja el velo
deshumanizado de nuestra conciencia,
bajemos de nuestros altares , seamos suelo,
tierra , verdad y coherencia,
seamos una sola piel fértil, seamos huerto