Ángel Alberto Cuesta Martín

HACIA EL NACIMIENTO DEL DÍA

HACIA EL NACIMIENTO DEL DÍA

 

El alba contempla los ecos encendidos

que responden a auroras de nuevas esperanzas,

y asoman sobre las calles de faros caídos

dejándose absorber ya ciegos de trasnochadas.

 

Despertar de la ciudad, despacio, muy lento.

En el oscuro y frágil espejo de la noche,

unos dejan su pereza de almohada y bostezo

y otros la euforia libertina de aliados sabores.

 

Ya alzan sus rostros los seres de vacíos surcos,

ya dejan los misterios del secreto vital.

El sol del consuelo despeja el cielo taciturno…

¿Cuántos habrán quedado sin despertar?

 

Con el diario atuendo, comienza la faena:

Espíritu haragán, ¡Ponte ya a trabajar!

Antorcha de Libertad. Cada cual a su manera

como el día, se abre paso hacia la Eternidad.

 

Ángel Alberto Cuesta Martín.