La sola cosa que me aporto
son las sobras
de otro día sin tu abrazo;
la agonía me desborda
y ya estoy tramando
mi salida pronta
a revolcarme
entre el común de los mortales.
Me debato entretanto en las garras
yo del aire
y se hacen pocas las palabras
para conquistarte
en un eterno instante.
Ni respirar se me da tan mal
si es a tu lado
entre las sábanas temprano
y se me permite acelerarme
un poco más que estoy de paso
adonde vaya mi alma errante.
Tampoco es que me disguste recomenzar
pero estoy siendo iluso simplemente al pensar que estás
por ahí rondándome sin quien te oiga
salvo yo, sin nadie más
que le haga sombra a mi trastorno
tan solo en la oración
y así me honren por persona la que soy
detrás de todo lo que me ahoga
ahora crónico de una obsesión
con mis rincones hasta el fondo.