Con mi alma tranquila y ante ojos abiertos,
Suspiro en un exhalo leve ante sus recuerdos,
Sus ojos oscuros y su sonrisa taciturna,
En su piel parece acaecer el polvo de la luna,
Callado en sus palabras se encuentran aquellas miradas,
Las verdades que reserva en custodia oportuna,
Hablan mis latidos agitados a mis pensamientos,
Pues su secreto está a salvo dentro de este abrigo,
Aquello que no pronuncia está a salvo conmigo,
Le contaré de su ternura a las estrellas,
Esas que lo arrullan bajo el amplio cielo nocturno,
A los caminos que me rodean al pensarlo,
A la aurora que me juzga por desear evitarlo,
Si algún día vuelves a mi vera…
Te guardo un suave abrazo con olor a dulces jardines,
Y el templado sueño color siesta de atardeceres,
Seré cómplice de tu amor si algún día me quieres.