Humilde florero con unas rosas
pétalos rosados vetas de miel
recogieron las manos cariñosas
sembradas con tierno cariño de él
el trabajo las volvió luminosas
se recordaba de su pasión fiel
y sus espinas nunca le dolían
sólo su cuerpo y su alma sacudían
Jardines solariegos donde adosas
flores que dejan aromas en piel
emana aureolas maravillosas
repliegan suspiros de cascabel
las manos que recoge fervorosas
imprimen los anhelos a granel
discurren anhelantes ambrosías
las espinas excitan fantasías
¡EVOCACION¡
Lale Neda ©