Hugin & Munin

Y ahora que me detengo a pensarlo

Me sentí derrumbado, con ciertas metas a medias y el desaliento invadiendo mi esperanza. ¿Para que nacer si la vida se observa desde un punto de vista miserable?.  

Y ahora que me detengo a pensarlo,  observando la inmensidad de un universo, cuando yo soy universo consciente, todo un universo que me ofrece infinitas posibilidades para mi razón de ser, no me quedan dudas de lo hermosa que es la vida, no puedo negar la belleza de la existencia humana y donde me  perdono y pido perdón por no darme cuenta antes de sentirme triste. Derrotado quizás, pero no vencido. 

Échale la culpa al dolor y a la adversidad, o quizás me de cuenta que yo soy quién me trajo hasta aquí.

Encontré la belleza en la simplicidad del ser, tan magnánima simpleza y lo que hoy representa para mi. 

 

Me permití un respiro entre tanto quehacer, de la cotidianeidad y de lo que parece repetitivo, pero tan solo el hecho de respirar es estar vivo, significa que es un regalo preciado el hecho de levantarme esta mañana, para contemplar lo hermoso de la vida, los latidos de mi corazón y cada célula de mi cuerpo tan llenas de vida. 

 

 

Soy yo, un simple humano que no conoce gran parte del mundo, que quizás no he recorrido otras tierras y nuevos horizontes. Se que mi hogar donde planté las raices de media vida, son el fundamento de bendecir este sitio donde nací. 

 

Y ahora que me detengo a pensarlo, quizás el éxito que yo mismo me lo negué, los sueños rotos que yo mismo quebré, los amores olvidados con el paso del tiempo, los errores y mi propia estupidez, que ahora son experiencia de un hombre medio joven y medio sabio. 

 

Y ahora que me detengo a pensarlo, la vida es más simple de lo que yo creí. Sin forzar etapas, sin forzar mi imágen ante los demás, sin crear mares y tormentas cuando al vaso le caben apenas unas gotas de rocío. 

 

 

Y ahora que me detengo a pensarlo, no debí pensarlo tanto y debí vivir un poco más el día presente.