Un rito en la neblina,
al son de un negro piano,
emite una risilla
por los mares y los campos.
Altas, raudas, vuelan las notas,
cabalgando en frenético ritmo,
como lengua seca y loca,
ya carente de voz y grito.
Confabulan en la hiedra,
atacan por el prado,
ahora tiembla la cuerda,
ahora bufan los antros.
Se aviva la mística tea
al servicio del hombre,
y la esencia novena
al pie de los dioses.
Ahí van los magos
de oráculo argento,
cruzando los aros
de sacro sendero.
Estalla la llama violeta
transmutando el bestiario
que desata la guerra.