Jorge Isaac

Tu dolorosa excusa

Aún no me explico por qué si fuiste tan buena persona con él, no lo fuiste conmigo.

Aún no me explico por qué si yo te di más, tú no me diste nada.

 Aún no me explico por qué te quedaste, pues no quiero pensar que la única razón de tu presencia era para destrozar mi corazón.

¿Y cuál fue tu excusa después de hacerlo?

Me dijiste aquella vez que él solo era un niño que nunca recibió amor, que solo quería ser cuidado por alguien, y esa fuiste tú.

¿Y yo? ¿Crees que porque me mostraba feliz ante ti, te escribía poesia y daba detalles del corazón, si crecí con amor?

Me lo dijiste una vez que estaba triste:

-cada quien tiene su propio infierno en su mente y corazón- 

Podría asegurarte que yo, contigo, ya me había acostumbrado a mi infierno. El apenas iba comenzando a arder, y no me duele del todo saber que lo ayudaste para que no sufriera, me duele saber que me vendaste los ojos y amarraste los pies para después aventarme al inicio del infierno y evitar que subiera al cielo contigo, y tú subir con el por el camino que yo mismo, había construido.