Yo era solo un mocoso
enamorado de tu caminar,
puntual 8:30 de la mañana
ni un minuto más,
ibas de un aula a otra,
con ese sensual andar,
yo te veía a través del cristal,
solías ruborizada y nerviosa,
aquel maestro saludar,
yo me perdía en tus ojos,
veía tus labios temblar,
imaginando, ser aquel galán.
y soñaba que yo era el,
el que con un roce de mis dedos,
hacían brotar tu miel,
y me perdía entre las sábanas
de mi mente y de aquel motel,
viajaban mis sueños
hasta el lugar aquel,
dónde exploraba tu cuerpo,
inexperto y juvenil.
mordía tus labios,
con singular frenesí,
A mí edad, tu boca era lejana,
más lejos que mi mirada
a través de la ventana,
tus labios un pecado,
tu cuerpo inalcanzable,
tu la musa de mis luchas
contra la lascivia nocturna.
mi fruto prohibido,
mi maestra preferida,
el deseo morbido
de un ratón de biblioteca
de un puberto \"enamorado\".
Cerrando mis ojos,
fui el ladrón que tus prendas yo robé,
y en aquel encaje, tu olor descubrí,
y en el aroma de tu cuerpo me perdí.
Así, que hoy que te tengo aquí,
voy a escribir mi nombre
cómo hierro ardiente
en el origen de tu aroma,
que tanto imaginé,
de tu lujuria soy tu dueño,
de tu libido tengo el control,
soy alimento de tus labios,
vida, en cada gota de pasión,
Hoy maestra mia,
No eres fruta prohibida,
eres lava ardiente,
Eres real entre los pecados,
que al tiempo arrebate,
ardere y moriré entre tus piernas,
hasta el amanecer,
Hoy dejaré de ser,
aquel mocoso enamorado de tu caminar.
hoy soy tu dueño
que entrega el tiempo
en cada caricia,
recordando, ese sensual andar.