En un largo camino de sueños y esperanzas,
donde el sol besa el horizonte con su llama,
surge mi ser con pasos firmes y decididos,
cruzando valles y montañas, sin desvanecidos.
En cada paso, el viento susurra melodías,
acompañando mis anhelos y travesías,
las estrellas son testigos de mi andar constante,
iluminando mi sendero en noches radiantes.
Las flores florecen a mi paso con su esencia,
embriagando mis sentidos con su presencia,
me lleno de aromas y colores vibrantes,
sintiendo la vida en cada instante.
Atrás quedaron los miedos y las dudas,
caminando con fe y valentía sin barreras mudas,
mis pies cansados pero mi espíritu invicto,
persisto en la búsqueda del infinito.
En cada encuentro, hallé amores y despedidas,
risas compartidas, lágrimas escondidas,
encontré compañeros de ruta, almas afines,
construyendo lazos eternos, sin confines.
Y cuando la noche cae con su manto oscuro,
mi corazón se inunda de gratitud y apuro,
por el largo camino que he recorrido,
encontrando en cada paso, lo que he vivido.
Así sigo adelante, con pasos firmes y serenos,
cruzando abismos profundos y terrenos plenos,
con la certeza de que el camino no termina,
pues cada paso es una nueva esquina.
Un largo camino he caminado en mi existencia,
llenándola de experiencias y valentía inmensa,
y seguiré avanzando con el alma encendida,
hasta el último suspiro, hasta el final de mi vida.
Autor: Ángel R. Anaya Puerta,
todos los derechos reservados a su autor
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