<< Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo:
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró>>.
Lucas 26: 36
<< Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento
produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza >>.
Romanos 5: 3-4
No sé muy bien qué hacer, no me hallo.
¿Dónde estoy?
Despliego mi vida desde esta fría sala,
desde la oscuridad que me abarca.
Y no te veo, tampoco me siento.
Nos encontramos perdidos en esta ausencia,
en la irregularidad del ser, ¿o del mundo más bien?
Dime tú qué ves, háblame de otro panorama.
Pero uno real, por favor.
Cuéntame de tu corazón, y dime del que en mí alguna vez latió.
Te hablo de tres otoños, pero todo es profundo invierno.
Pierdo el sentido, la visión... pero aún respiro.
Intento aferrarme; a mí, a Dios, a la chispa que, aunque diminuta, no se apaga.
Procuro no fundirme en este veneno, la expiración de mi espíritu.
Y es que es difícil, el peso de todo, la luz de esa chispa y la opacidad de la vida.
La vida nada me debe, tampoco yo le debo a ella.
Ninguna abandona, afloja, ni perece.
Invernando estoy bajo su mirada fija.
Abrigando en mí, la palabra viva.
Me sirvo de paciencia, me doy toda a Dios.
No puedo detener el curso de mi pulso;
no puedo tampoco sentir el gozo.
Pero vivo, a puertas de este frío infierno
y a espaldas de nuestro incierto porvenir...
... Sigo aquí, tan lejana y cercana.
En este sueño de morir, un sueño de vivir.
-Dolcezza 🥀 -