Cielo en Celo
En el banco de aquella tarde,
te miré pasar,
y fue como callar en silencio,
con tus labios como el carmín,
y del cielo en celo,
con esas rojizas entrañas del atardecer,
cuando tu ser, ¡oh, mujer!,
destila a color escarlata,
y es el rojo de tu sangre,
que arde como la pasión,
pero, nada ni nadie como el cielo en celo,
si es ese rojo con las entrañas rojizas,
y del mismo cielo,
que arde como el mismo latir del corazón,
cuando miré y dejé a ese banco en aquella tarde,
sólo miré al cielo en celo,
y te miré alejar lejos…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
EMYZAG