Te grito, te llamo, te rezo,
cierro mis ojos y te veo.
El amor fue placer y ahora
es hambre, sed y sufrimiento.
Ya no estás, ya no vuelves
a mojarme toda de besos.
A regarme tu fértil lluvia
a cubrirme de rocío y silencio.
Quizás nunca fuiste mío,
quizás todo fue un sueño,
quizás amaba tu sombra
y de noche un frío lucero.
O quizás el amor sea eso,
un misterio de agua y fuego
donde arden sentimientos
y quedan cenizas y tiempo.
Te grito, te llamo, te rezo
y ya no vuelves al lecho,
desnudo y tibio de amores
a ser parte de mis sueños.