Se van las sombras,
se marchan con la noche
y llega el día.
Vuelve la vida,
las risas y el verano
con los calores.
Horas que pasan
con cuerpos indolentes
y perezosos.
Es el verano,
autor de estas escenas
tan deseadas.
Aunque otras almas
prefieren la aventura
y el movimiento.
Playa, montaña,
el mar junto a la costa
y los senderos.
Un mundo mágico
cargado de sorpresas
y de misterios.
Surge la magia
del beso y el suspiro
que da la vida.
Y hasta el silencio
se rompe, sin dudarlo,
con las sonrisas.
Se van las sombras
y llega el nuevo día
con su ternura.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/07/23