PAISAJE COTIDIANO CON DOS MUJERES PROTAGONISTAS
Una carreterita flanquea la nave, el solitario edificio
desde el que las dos hermanas comienzan
su paseo diario y siempre matutino
bajo un sol que les resulta nuevo y alegre.
El viento incordia sin verdadera energía:
remueve en parte la higuera, y las acacias
que acompañan el recorrido,
allí donde el torrente de luz
se vuelve de golpe sombra espesa,
donde el camino se empina y se hace cuesta
entre dos filas de chopos casi humanos.
¿Fobia al sol? ¿Amor filial
al padre omnipresente y justiciero?
Se diría que ninguna de estas dos cosas,
sino un sol joven y pletórico, ya que todas
las circunstancias rurales contribuyen esta mañana
a encumbrarlo.
Las paseantes se acomodan simplemente,
dan por bueno lo existente,
lo sencillo y duradero,
las colinas y el cuarzo bajo sus plantas,
los surcos sobre la vega
y el quitamiedos recién encalado.
Se pude decir que, en realidad, hace buen tiempo
aunque estemos en la estación calurosa,
que sienten las piedrecitas punzantes
ligeramente
las suelas de los zapatos.
Gaspar Jover Polo