En un jardín de sueños y encanto,
donde el sol besa al cielo azul,
baila una risa de niño y encanto,
la sonrisa inocente de un querubín.
Sus ojos chispean como luceros,
sus mejillas rosadas como el amanecer,
en cada carcajada, hay mil senderos,
que llevan al reino de jugar y aprender.
En su risa, se esconde la magia pura,
que alegra corazones y hace florecer,
un mundo de risas, risas de ternura,
la sonrisa inocente, un dulce poder.
Atrapa mariposas con la mirada,
persigue sueños en la imaginación,
su risa, la más dulce carcajada,
pues en ella, hay un mundo de emoción.
Sus travesuras son risas en cascada,
como ríos que corren hacia el mar,
y en cada risita, se forja una alborada,
que ilumina el mundo, llenándolo de paz.
Que nunca se apague esa luz brillante,
esa sonrisa que alegra el corazón,
la inocencia en su rostro deslumbrante,
es un tesoro que atesoro con pasión.
Oh, sonrisa inocente, perla preciada,
en tus risas, encuentro la felicidad,
sigue iluminando cada jornada,
con tu dulce esencia de sinceridad.
Que cada niño en el mundo encuentre,
en su risa, un abrazo celestial,
y así, este mundo mejor se encienda,
con la sonrisa inocente, universal.
Autor: Ángel R. Anaya Puerta
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