Te vi aquella tarde,
Adornabas el paisaje campirano a 1400 metros de altura sobre el nivel de mi corazón, por eso presenti que eras cual estrella, tan difícil de alcanzar.
Solo atiné a decir: !que hermoso paisaje!
Y tú, pensando que me refería a la campiña resguardada por aquellas montañas me ubicaste respecto del lugar,...cuando yo hablaba de ti. No dijiste más, pero yo satisfecho porque volteaste a mirarme.
Y me volví encantado con aquella mirada y aquella sonrisa que llevo clavada en mi mente y en mi alma.
Y empecé a escribirte versos sin que tu lo supieras, y a soñar que volaba y alcanzaba la estrella que en mis noches brillaba y en mis días recordar tu sonrisa que era sol que alumbraba el sendero con su verde esperanza.
Ha pasado los días y no se que pasó, sería el cielo? el destino? O Dios que de mi se apiadó?
Solo sé que hoy te tengo en recíproco amor. Y tus manos no suelto, mucho menos tu alma que a la mía enlazó, y te veo de mañana cuando tierna me besas mucho antes que el sol, y hasta el tiempo de almuerzo compartiendo el sazón, pero mucho mejor... cuando antes del sueño una ducha de dos, se nos vuelve antesala de una habitación donde fieles amantes nos volvemos los dos; y después continuar en ensueño glorioso que nos brinda la imagen de dos cuerpos que en llamas en entrega absoluta se regalan pasión.
Esto somos: yo tu verso votivo, tu mi alma gemela, vestidos de poesía... a la vez que efusivos a una voz nos decimos:
Tú eres...vida de la vida mía.
(VOZ DE TRUENO)
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