Y no sé,
solo sé,
que te estoy
queriendo
a cada rato.
Mis ojos hartos,
decepcionados de tí y de mí,
de nuestros actos,
se la pasan hablando,
discutiendo,
mirando.
Se beben lo abstracto,
quieren quererte,
entre tanto,
cansados,
damnificados,
llorando.
Se tragan los días y las noches,
dicen que sí,
dicen que no,
de cuando en cuando.
Ojos míos,
ojos tuyos,
ojos de ambos.