Pampa Dormida-Luis

PLEGARIA DE DOMINGO

PLEGARIA DE DOMINGO

POR VOLVER A INTENTARLO

He tratado de resumir la Palabra de hoy en su mensaje.                                              Y sólo llego como conclusión a una sola palabra que lo dice todo:

INTENTARLO

De pronto mi mente tramposa por momentos ya que me recuerda a un cuento de Jorge Bucay pero que tiene mucho en común con la niñez de quienes venimos de pueblos del interior en los cuales de vez en tanto arribaba un circo.

Mi niñez no tenía ninguna excepción con la de muchos contemporáneos en donde a veces nuestros padres o abuelos nos llevaban al circo visitante.

¿Quién no recuerda antes de la función los animales desfilando por las calles junto a los payasos, equilibristas, mujeres a medio vestir que invitaban a todos?

Niños, jóvenes y viejos teníamos la promesa que íbamos a pasarla bien

Siempre recuerdo al enorme y manso elefante.

Un gigante de ojos tristes.

No entendía como un gigante así podía hacer caso a un hombre pequeño, hasta se veía un tanto ridículo ese Goliat sin sonrisa. Luego de su actuación quedaba detrás del telón de fondo con una cadena en su pata.

Siempre me pregunté por qué ese gigante de fuerza descomunal nunca había escapado. De día se lo podía ver en un lugar asignado con una cadena a su pata trasera que terminaba en una estaca de madera apenas enterrada en la tierra.

Tanta fuerza, semejante tamaño, porque no escapaba?

Los años se sucedieron y una tarde de lluvia me encontraba mirando un documental de nacional geographic y de pronto mi niñez chocó de bruces con la historia de un pequeño elefante que había sido liberado de cautiverio.            De pequeño había sido robado a sus padres y amarrado a una estaca parecida a la que tanto tiempo permaneció en el laberinto de mi memoria.

Imagino que ese pobre elefante de mi niñez desde pequeño no conocía otra cosa que la estaca. Quizá en sus primeros días intentó de sol a sol tirar de la cadena y a pesar de su empeño no logró el cometido.

Y así hasta que un día se resignó, bajó los brazos y dejó de intentarlo.                En su frágil memoria quedó grabada la impotencia que sintió ese día.

Jamás lo volvió a intentar.

Jamás volvió a poner a prueba su fuerza para tratar de lograr la libertad.

Y hoy leyendo la Palabra me pregunto: Hasta donde nuestras experiencias de vida pueden generar ese amesetamiento que vamos experimentando al hacernos mayores?

 

Hasta donde somos causantes de nuestro propio sabotaje y dejamos de intentar tirar con fuerza de esa cadena que nos mantiene inmóviles y nos desalienta a cambiar esta realidad que nos agobia y nos mantiene inmóviles como sociedad?

Quizá la Palabra de hoy nos esté desafiando a Intentarlo.

Quizá haya un tesoro cerca nuestro, en nuestros familiares, amigos, hijos, nietos, todavía sin desenterrar.

Habrá entonces que buscar por ahí adentro, cavar, desenterrar, profundizar, en una palabra…al menos INTENTARLO.

Quizá haya una perla preciosa que está a mi alcance, pero…conformarme con las de todos los días me hace desecharla. Sin embargo creo que es hora de INTENTARLO y así descubrirla.

Quizá crea que no pero aún así, pecadores, hipócritas, necios, de malas actitudes y peores deseos, siempre está la posibilidad de encontrar a Dios, la fe, el sentido de nuestras vida en medio de las cosas de cada día.

Porque es ahí donde está.

SOLO HAY QUE INTENTARLO.

Por eso quisiera pedirte Padre en la Plegaria de hoy.

Simplemente sentir que vale la pena, que podemos llenarnos de alegría y que necesitamos apasionarnos un poco más con el mensaje de la Palabra de hoy como para arriesgarnos un poco más.

Como para volver a INTENTARLO..

Buen Domingo.

LHS