y la decides, bajo los influjos de la suerte!
Cuando ya no puedes, te sueltas sin pensar
en las amarras del:\"Yo no quiero ya esperar”.
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Con grandes temores llega uno a decidir:
Qué sí se puede y qué no, se puede morir.
La razón pide plantarse, pero hay desgano.
Éste vence, como se vence, al amor lejano.
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Entre el amor y el engaño, aparece el olvido.
Sí, uno de los dos miente, nada tiene sentido.
Dice un poeta que el amor no nace, se hace.
Cierto es que, el amor hace qué, todo pase.
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¿Hay que sufrir, para limpiar toda la duda?
En verdad, no escuché una verdad tan cruda.
La entrega a tiempo, empuja en ti la fuerza.
Las dudas pueden hacer que todo se tuerza.
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¡Reposar y vagar son dos hechos en esencia
y si hay desamor, sé pulcro con tu querencia!