Llegaron a mi vida en silencio,
como atrapando las nubes,
con la sutileza del ángel,
que espanta los temores,
llegaron con algarabía,
y la rebeldía de la juventud,
que conquista lo recóndito,
lo oculto en los sueños,
en los latidos sublevados,
indómitos ante la vida que espera.
Llegaron a mi vida en total disimulo,
como espíritu celeste que vence los miedos,
con la generosidad en sus manos,
y el desprendimiento incondicional,
que aceptó mis errores,
llegaron con júbilo,
con la gentileza de quien habla de amor,
y te arrulla el alma.
Llegaron a mi vida como el colibrí,
con su energía y su gracia,
dejando volar los anhelos,
corrigiendo las imperfecciones,
permitiendo nuestra libertad,
en un abrazo de hermanos,
que doblega el tiempo,
y que al mirar las canas
rebrotamos de nuevo.