El iris se humedece con el viento
y aleja en la distancia la osadía,
no importa si al besar la lejanía
exhale en la esperanza su universo.
El alma que eclosiona junto al verso
conspira en el delirio de un poema,
no sabe del pesar ni el anatema
en cambio floreciendo el sentimiento,
converge espiritual en su momento
la musa que contagia con su risa.
Es cierto que inspirada va de prisa
celosa en su deslumbre y sortilegio,
presume su lirismo cual arpegio
el arpa surtidora de ambrosías.
Sublimes y añoradas melodías
regresan entre anhelos en su albura,
disfrazan el azar con la ternura
y alcanzan el crisol con su sonrisa,
en tanto un horizonte se improvisa
y el iris se humedece con el viento.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul