En el ocaso de mi vida
descubrí la inmensa fortuna,
de desvelar rayos de luna:
real inspiración bendecida;
me llené de amor sin medida,
buscar la amistad que reúna;
sin dañina intención, ninguna
traicionera y doliente herida;
evito juzgar a la gente,
procuro la sabiduría,
el estar en todo presente;
llevo luminosa alegría
y vivo de todos pendiente,
siempre en equilibrio, armonía...