Cuando baja usted la mirada guillotina la vida
en el recorrido último del descenso.
Se va apagando su mirada,
recorre la muerte un instante
desplomándose.
Se desploma el universo tal como lo conocemos,
abatido por el desprecio
y la ignorancia de la gente
que ya no se mirará a los ojos.
Así cae la mirada, hermano, hermana.
Junto al telar inmenso desgarra en parte el horizonte.
Desvaído, deshilachado y borroso
aquel espacio abierto en el lamento.
El horizonte fue abismo; la dirección, tu mirada.
El abismo en el que perdía el tiempo la arena
de los adefesios de esta vida
con tal de que los pies sientan en la planta otro herbaje,
el de tus criaturas extasiadas.
©JoséLuisGalarza