Angel Rafael Anaya Puerta

SOY CARIBE, PLAYA Y MAR

En las cálidas playas del Caribe encantado,

Donde el sol se funde en el mar dorado,

Soy Caribe, tierra de riqueza y esplendor,

Donde la magia de la vida florece en su fulgor.

 

En mis aguas turquesas, danzan las olas,

Bailando al compás de historias milenarias,

Susurran los vientos cuentos ancestrales,

Que se entrelazan con sueños colosales.

 

Mis bosques tropicales, exuberantes y vivos,

Esconden secretos, misterios cautivos,

Entre la frondosa selva, la vida se despliega,

Y en sus verdes dominios, el alma se sosiega.

 

Soy Caribe, donde el tiempo se desvanece,

Y el ritmo contagioso del tambor enriquece,

Las noches estrelladas, bajo el manto celestial,

Invitan a soñar y a vivir sin igual.

 

En mi gente, la pasión y el calor residen,

Con brazos abiertos, al viajero recibe,

Sonrisas que iluminan, corazones sinceros,

Así palpita el Caribe, como latidos certeros.

 

En cada calle, en cada rincón de mi morada,

La cultura se entrelaza, siempre recordada,

Las artes, la gastronomía y la tradición,

Brotan como flores en cada estación.

 

En mis islas, los tesoros son muchos,

Aquellos que buscan hallarán en su ronco,

Un tesoro perdido, un romance inmortal,

En el alma del Caribe, que siempre será real.

 

Soy Caribe, un poema legendario,

Un rincón mágico, un paraíso necesario,

Que vive en el corazón, eternamente,

Como un sueño dorado, sublime y ardiente.

 

En las tierras doradas del Caribe,

Donde el sol besa con fuego ardiente,

Soy la brisa que acaricia la piel,

La melodía que embriaga la mente.

 

Soy Caribe, playa y mar sereno,

De arenas blancas y aguas turquesas,

El paraíso que encanta los sueños,

Y en su regazo, el alma reposa presa.

 

En mis noches de misterio y magia,

La luna se refleja en las olas danzantes,

El encanto crece en la penumbra,

Mientras las estrellas velan mis cantares.

 

Soy el alma de los antiguos cantos,

De los tambores que retumban en la noche,

El eco de las voces ancestrales,

Que en cada ola encuentran reproche.

 

En mis costas, piratas audaces,

Navegaron buscando tesoros sin fin,

Pero yo guardo secretos más preciados,

La esencia de mi gente y su sentir.

 

Palmeras esbeltas y frutas dulces,

Adornan la tierra donde yo habito,

Los colores brillan como fuegos artificiales,

Y el aroma embriaga como un buen vino tinto.

 

En el corazón de mi Caribe amado,

La pasión arde como fuego eterno,

La alegría se contagia entre las almas,

Y la esperanza florece en cada invierno.

 

Soy la danza frenética de los cuerpos,

La rumba, la salsa y el calipso alegre,

En cada paso se vive una historia,

En cada compás, un sueño se entrega.

 

El Caribe, joya de la naturaleza,

Con su esplendor y su luz infinita,

Susurra secretos al viento travieso,

Que los lleva lejos, donde el alma habita.

 

Soy Caribe, playa y mar profundo,

Un legendario poema en cada ola,

Invito al mundo a ser parte de mi encanto,

Y descubrir mi esencia que embriaga y consola.

 

Autor: Ángel R. Anaya Puerta

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